Tener la infección por el VIH bien controlada con antirretrovirales no aumentaría el riesgo de una evolución más grave de dicha patología.
El recientemente detectado brote de viruela símica (también conocida como viruela del mono) (véase La Noticia del Día 30/05/2022) continúa expandiéndose a nivel mundial, principalmente entre hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH). Aunque cualquier persona, independientemente de su orientación sexual, puede contraer el virus a través de contacto físico estrecho, el hecho de que el brote esté afectando principalmente a hombres GBHSH ha generado alertas a nivel comunitario para que estas personas estén atentas ante cualquier síntoma compatible con la enfermedad con el objeto de cortar la cadena de transmisión y contener el brote, algo importante teniendo en cuenta que nos encontramos en el periodo durante el cual tienen lugar las celebraciones del Orgullo LGBTI.
La viruela del mono no es una infección nueva. Los primeros casos ya se identificaron en África central y occidental varias décadas atrás, zonas donde el virus cuenta con numerosos reservorios animales y en las cuales es endémico. El presente es el mayor brote detectado fuera de África.
A fecha de 2 de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó 780 casos de viruela símica en países donde la infección no es endémica. El país con más casos detectados hasta la fecha es el Reino Unido, con 302 casos diagnosticados, seguido por España, con 233 casos diagnosticados a fecha de 8 de junio. También se han detectado numerosos casos en Portugal, Canadá y Alemania. Algunas fuentes apuntan a que en el presente brote se ha sobrepasado holgadamente el millar de casos fuera de zonas endémicas.
Casi todos los casos del brote se han registrado en hombres y una gran mayoría de ellos se identifica como hombres GBHSH. Muchos de ellos refieren viajes internacionales recientes y se han identificado tres eventos que favorecieron la diseminación de la infección –dos de ellos en España: uno tuvo lugar en una sauna en Madrid y otro durante la celebración del orgullo LGBTI en Canarias–.
La viruela símica se transmite a través de contacto personal estrecho, que incluiría contacto de piel con piel y besos. También se incluiría el contacto con ropas o tejidos –como la ropa de cama u otros objetos que puedan compartirse durante el acto sexual– que podrían haber contactado con fluidos infecciosos (procedentes básicamente de las lesiones). Aunque también puede transmitirse por gotículas en distancias cortas, no parece transmitirse por aerosoles como sí ocurre con el SARS-CoV-2 (virus causante de la COVID-19) y no se espera una epidemia descontrolada como la que causó el SARS-CoV-2. Aunque generalmente no ha sido descrita como una infección de transmisión sexual porque, por el momento, no hay indicios de que el virus de la viruela del mono esté presente en el semen y en el resto de fluidos sexuales, sí que parece evidente que pueda tratarse de una infección sexualmente transmisible, es decir con la capacidad de transmitirse durante las relaciones sexuales y el contacto íntimo estrecho.
Aunque la viruela símica produce un exantema con lesiones que suelen afectar a la cara, el presente brote ha descrito pautas distintas. Algunas personas presentan solo unas pocas lesiones y estas se sitúan en los genitales y el área anal, por lo que adquiere una apariencia más típica de infecciones de transmisión sexual tales como herpes o sífilis. Aunque algunos síntomas como la fiebre, la fatiga y la inflamación de los ganglios linfáticos son presentaciones frecuentes en la viruela símica, en el presente brote muchas personas no las han experimentado.
La cepa correspondiente al presente brote presenta –en áreas endémicas– tasas de letalidad del 1%. Sin embargo, durante el presente brote, la mayoría de casos son leves y no se ha detectado ningún fallecimiento, por lo que parece tener una tasa de letalidad inferior a lo esperado. Cabe destacar que la viruela símica es más grave en niños, mujeres embarazadas y persona inmunodeprimidas, colectivos no afectados hasta la fecha en el presente brote.
Los datos disponibles en personas con el VIH son aún limitados. Estudios previos realizados en áreas endémicas evidenciaron que las personas con infección por el VIH no controlada presentaban peores resultados clínicos (lesiones más grandes, más complicaciones y algunos casos de fallecimiento).
Así, en principio, en personas con infección por el VIH bien controlada con antirretrovirales no cabría esperar peores resultados que en la población general, mientras que en aquellas con un mal control del VIH sí que cabría esperar una peor evolución de la viruela símica. En este sentido, desde la Asociación Británica de Salud Sexual y VIH (BASHH, en sus siglas en inglés) manifiestan que las personas con el VIH en tratamiento antirretroviral y supresión virológica con recuentos de CD4 superiores a 200 células/mm3 no se encuentran en riesgo de experimentar una peor progresión de la viruela símica.
Por otro lado, desde la Asociación Británica del VIH (BHIVA, en sus siglas en inglés) manifiestan que el VIH no aumenta la susceptibilidad a la viruela símica ni conlleva una patología más severa, aunque en casos con recuentos de CD4 inferiores a 200 células/mm3, carga viral detectable persistente y/o con alguna enfermedad definitoria de sida sí que debería valorarse un mayor riesgo de viruela símica grave.
Un artículo reciente publicado en Eurosurveillance describió cuatro casos de viruela símica en hombres gais italianos. Dos de ellos vivían con el VIH y estaban en tratamiento antirretroviral efectivo, mientras que los otros dos tomaban profilaxis preexposición (PrEP, en sus siglas en inglés). Tres de ellos habían estado en el evento canario antes descrito, mientras que el otro había viajado para realizar trabajo sexual. Todos manifestaron haber practicado sexo sin condón con diferentes parejas sexuales durante sus viajes.
Tres de los hombres presentaron síntomas sistémicos y reportaron lesiones en diversas partes del cuerpo (en tres casos en zona genital y en dos en la zona anal). Las lesiones presentaron características morfológicas diferentes a las de la viruela símica observada en zonas endémicas. Los cuatro hombres se recuperaron sin tratamiento. Tres de ellos presentaban virus de la viruela símica en semen (aunque en concentraciones muy bajas), dos presentaban virus detectable en muestras fecales y uno presentaba virus detectable en saliva.
Un estudio más amplio publicado también en Eurosurveillance describió 96 casos en Portugal, centrándose de forma concreta en 27 de ellos, de los que 14 tenían el VIH. Todos eran hombres de entre 20 y 40 años. Las características de los casos y su evolución fueron similares a las del estudio italiano.
Todos estos resultados van arrojando más luz al presente brote y estableciendo riesgos y pautas de transmisión, datos que ayudarán probablemente a unos trabajos de contención más efectivos. En esta línea, estar atento a la aparición de cualquier síntoma y evitar contactos sociales de proximidad y/o sexuales durante tres semanas si se ha tenido contacto con un caso o confinarse hasta la completa resolución de la viruela símica si esta es diagnosticada son las mejores estrategias a nivel individual para colaborar en la contención del brote.
Los brotes de viruela símica también pueden ser controlados a través de la vacunación dirigida a contactos cercanos de los casos, ya que el periodo de incubación es relativamente largo y permitiría beneficios vacunales postexposición. Cabe destacar que, además de la vacuna clásica frente a la viruela humana, que presentaba ciertos efectos secundarios, hay disponible desde hace algunos años una vacuna de diseño más moderno y más tolerable aprobada por las principales agencias reguladoras. Afortunadamente, numerosos países cuentan con stocks de dicha vacuna, pero las autoridades sanitarias europeas por el momento no han tomando una decisión sobre el uso de esta vacuna para la prevención de la viruela símica.
Fuente: Grupo de Trabajo sobre el Tratamiento del VIH
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